Reencuentro en Lisboa

Qué bonitas son esas personas que, aun estando lejos, están siempre cerca. Que cuando las ves al cabo del tiempo es como si las hubieses visto ayer. Y te sientes orgullosa de haber cuidado su amistad a lo largo de todos estos años. Porque son amigas eternas, que siempre han estado, están y estarán ahí.

Y si como escenario para el reencuentro escoges una ciudad mágica como Lisboa, todo resulta idílico.

Si tuviese que resumirlo sería así:

Paseos. Google Maps. Largas conversaciones. Risas. Perderse. Buena música. Dolor de pies. Cuestas. Alegría. Cariño. Complicidad. Abrazos. Miradores. Adoquines. Azulejos. Desayunos. Dormir. Sol. Taxi. Señoras. Tranvía. Felicidad.

Maru es una de esas amigas que todo te lo ponen fácil. Con la que te sientes tan a gusto hablando, o tan a gusto en silencio. Nada es incómodo entre nosotras. Todo fluye natural. Natural como ella es.

Y qué bonito inaugurar en Lisboa una tradición anual: vernos una vez al año en algún rincón del mundo. Y la fotografía para sellar e inmortalizar ese encuentro, ese recuerdo y esa promesa.

Gracias infinitas amiga. Porque esos días juntas en total conexión no han podido ser más bonitos, soleados, perfectos, para celebrar la amistad, y la vida.

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