Cuando movimos un trocito de mundo
Hoy he encontrado esta foto en mi archivo y he recordado con una sonrisa la energía que puse en ese proyecto cuando empezó, las ganas que tenía de que funcionara y el montón de cosas que hicimos en poco tiempo. Y digo hicimos porque aunque comencé sola, después no lo estuve. El de la foto es Román, un personaje estupendo que apareció un día en mi vida y me convenció en seguida para hacerse hueco en ella y formar un equipo de dos. Román era aire fresco al proyecto, siempre lleno de ideas, y con la mente de los jóvenes de su generación, una generación diferente a la mía, una generación que nos hace sentirnos ya un poco mayores a los que hace poco nos sentíamos igual de jóvenes.
Y recordando todo lo que hicimos con el proyecto me alegró pensar que en el fondo, sin saberlo, movimos un poquito el mundo que nos rodeaba, porque cuando mueves cosas generas más movimiento, y poco a poco se convierte una red que va generando más y más cosas. Como el aleteo de la mariposa que se convierte en huracán en un lugar lejano. Poco podíamos imaginarnos la que se nos venía encima durante dos años, aunque la experiencia, por supuesto, fue bonita. Siempre se aprende, siempre se sacan cosas positivas. Y las experiencias que vivimos a veces nos hacen dar un giro y los proyectos cambian y se transforman. Todo se transforma.
Y sí, fue bonito y divertido mientras duró. Gracias Román por aportar tu granito de ilusión y tu sentido del humor. Te deseo lo mejor del mundo compañero!