El calcetín de Miren

Érase una vez una isla volcánica en medio de un océano inmenso. Una isla pequeñita, paradisíaca. Mi isla favorita, aunque no pueda compararla con muchas. Pero no es sólo mi isla favorita por parecerme una isla bonita. Lo es por muchas más cosas. En mi isla favorita descubrí algunos tesoros preciosos. Uno de ellos es Miren.

Miren es la alegría y el cariño personificados. Es una mujer que brilla y deslumbra desde la otra punta del mundo. Dulce, sabia, alegre y pizpireta, ilumina y alegra la vida del que la encuentra en su camino. Ella define Lanzarote con el lugar donde “te desdoblas como los calcetines” y es aquí donde ha encontrado un lugar para expresar su arte de dos diferentes formas: la narración y la costura. Para ambas utiliza la técnica de estirar, encoger y transformar. Se define como curiosa, buscadora de historias apasionantes y lugares que le sugieran, y su propio cuento siempre está en proceso de movimiento. “Construye tu propia historia y no tengas miedo a que el final se quede sin cerrar”.

Una vez me invitó a su Caseta de los cuentos. Me dijo que la isla “me había dado la vuelta como un calcetín”, y qué cierto es el significado de esa frase y cuántas veces la escuché de diferentes personas cuando estuve allí. Es ahora, en el presente, cuando recuerdo esto y me doy cuenta de que hace algunos años me rodeé de forma casi mágica, de gente de un brillo especial, que no son personas corrientes, son seres de luz que estaban en mi camino para ayudarme a crecer y a cuestionarme las cosas. Gente que te a su paso no te deja indiferente nunca más.

Quizás llegué a esa isla con demasiadas preguntas. Fue allí donde comencé a leer libros cuyas frases me resonaban tanto que me explotaban en la cara. Me sentaba a leer por las tardes en la playa y me sentía identificada con palabras que me tocaban directamente en el alma y donde más me dolía.

Puede que fuese allí donde empecé a auto-conocerme. Allí decidí lo que quería y lo que ya no quería hacer en mi vida. Y así, casi sin darme cuenta, tomé algunas decisiones importantes que marcarían y transformarían mi futuro.

Gracias Miren, por existir, por aparecer en mi vida y por ser ese soplo de aire fresco que siento cuando escucho tu voz en un audio y me alegras el día. Cuánto amor, cuánta alegría de vivir y cuánta sabiduría hay en ti, amiga.

Gracias Lanzarote, por esas grandes “mujeres tesoro” que se convirtieron en amigas para el resto de la vida.

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